DIÀLEGS SOBRE EL PATRIMONI
Los días 3 y 4 de noviembre, tuvieron lugar en el Colegio de Arquitectos de Cataluña unas jornadas de reflexión sobre el patrimonio organizadas por SOS-Monuments con el título “Diálogos sobre el Patrimonio”. Con ellas se ponía punto y final a los actos organizados para conmemorar los veinte años de existencia de la asociación.
“Diálogos sobre el patrimonio” quería hacer un balance de los cambios habidos en estos últimos años en la percepción del patrimonio. Para ello cada uno de los fundadores contrastó su visión con la de algún especialista todavía en activo. Participaron en su calidad de profesionales actuales Montse Julià, Joan Tort, Itziar González, Marina Miquel, Anna Ramos, Carme Miró y Gabriel Gómez. Ellos contrastaron su saber con los fundadores de nuestra asociación: Juan Miguel Muñoz Corbalán, Horacio Capel, Mercé Tatjer, Xavier García i Pujades, Enric Viñas, Joan Ramón González Pérez, Joan Fuguet y Salvador Tarragó
No era posible tratar todos los aspectos que conciernen al patrimonio. No obstante pensamos que se hizo un buen repaso, empezando por la ampliación que se ha hecho del concepto de patrimonio, pasando de una categoría puramente artística y material, a otros campos. Y de una consideración basada en elementos materiales, a valorar elementos no tangibles tales como el sentimiento de la colectividad.
Así hablamos también del concepto de trama urbana, la función social del patrimonio o los cambios habidos en la legislación y el grado de protección. No se dejó de lado las polémicas a que da lugar su explotación y, especialmente, las dificultades de compatibilizar turismo y preservación del monumento. Igualmente se debatió sobre los criterios utilizados en la restauración de la obra deteriorada y el sentido que pueda tener la reconstrucción de un bien patrimonial desaparecido por la razón que sea.
Nos llamó la atención la intervención de la Sra. Marina Miquel quien puso de relieve la adecuación de la legislación que protege el patrimonio, que contrasta crudamente con la falta de control e inspección en lo que a su cumplimiento se refiere.
Probablemente víctimas todavía de una concepción más tradicional, no hubo referencias explícitas al patrimonio inmaterial, aunque quedó comprobado lo difícil que resulta separar uno de otro en muchísimas ocasiones pues el bien artístico y material, con frecuencia pasa a formar parte del paisaje personal y colectivo y a ser considerado como bien propio. Precisamente ésta fue una constante en todas las intervenciones, la necesidad de que la ciudadanía haga suyo el patrimonio, no tan solo en un aspecto emocional, sino siendo conscientes de que ese bien ha llegado a nuestras manos gracias al esfuerzo de todos, quienes nos precedieron y quienes hoy en día dedican su tiempo y energías a estudiarlo y reivindicarlo, y por tanto nadie se lo puede apropiar, ni tan solo la administración pública, porque el patrimonio es una señal de identidad y proporciona cohesión a una colectividad.
Profesionales e investigadores, en la misma línea, incidieron en la necesidad de hacer llegar el patrimonio a la sociedad, de crear una cultura de visitar y revisitar el patrimonio. Y lo compararon con sociedades mucho más concienciadas respecto al mismo, que lo consideran y defienden como algo propio.
Al hablar de la recuperación y conservación, se insistió en la necesidad del trabajo interdisciplinar, historiadores, arqueólogos, restauradores, arquitectos colaborando para restituir el bien a su estado inicial, sin protagonismos marcados que lo desvirtúan. ¿Cuál es ese estado original? En este punto aparece la cuestión de los usos. En los edificios no podemos obviar la cantidad de usos habidos a lo largo del tiempo, de las transformaciones padecidas e, implícitamente, se aceptó la idea de la necesidad de conservar las diferentes etapas que nos proporcionan una lectura histórica y funcional del edificio. Con lo que llegamos a una de las grandes cuestiones como es la conservación y el uso a dar al inmenso patrimonio que tenemos la suerte de tener.
Hubo un consenso general en la incapacidad de recuperar todas y cada una de las obras que existen, al tiempo que se apuntó la idea cada vez más insistente, de la perversión que resulta de pensar únicamente en un uso monumental y turístico. Es posible y conveniente darles usos distintos que respetando su morfología y, sobre todo, respetando la directriz de que todo cambio ha de ser reversible, puedan volver a ser recuperados y utilizados de forma que den respuesta a las demandas del vecindario, evitando el derroche innecesario de nuevas construcciones, mientras muchos espacios quedan vacíos y sin utilidad aparente.
El diálogo clausura se desarrolló entre Salvador Tarragó y Gabriel Gómez. Ambos glosaron la larga historia de lucha por el paso de La Model a manos de la ciudad y reivindicaron que la cuarta galería esté dedicada exclusivamente a la memoria de nuestro país frente a otros proyectos de hacer de ese espacio un lugar de reflexión sobre todas las represiones de todas las dictaduras.
María-Cruz Santos